De pronto, se hizo de noche. Estaba todo oscuro. No había iluminación en las calles y no había autos. De la nada, aparecen miles de esferas rosadas flotando en el cielo. Yo seguía en la calle cuando sucedió todo esto, y vi cómo esta esfera rosada se posa sobre un hombre que corre despavorido, lanza un rayo, y lo consume. Así pasó con todas las personas. Se comenzó a llenar de esferas rosadas el cielo nublado y oscuro de aquella noche. Las esferas -creo- no me veían, pasaban por mi lado sin hacer nada.
Escuchaba esa voz, que me decía constantemente cosas que ahora no puedo recordar. Mientras se multiplicaban las esferas, comenzó a amanecer. No había una sola persona. Perplejo estaba cuando sin previo aviso, comenzó a hacer calor, mucho calor. Veía cómo se disipaban las nubes y el sol se hacía cada vez más grande. Moría fatigado, cansado, como si fuera una tortura por algo. De pronto, sentí un ruido estremecedor, que retumbó en todos mis oídos. Era mi despertador.
Empecé a pensar que, quizás. Algo está mal. O soy yo, o es mi forma de pensar. No puede ser, que sueños tenga que ver, para que de una vez, tenga que cambiar.
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