jueves, 24 de abril de 2008

Fin del Mundo: ¿Estamos cerca?

Salía el niño a jugar con sus didácticos juguetes. Fué a buscar a su amigo, pero él estaba en la cabina electrónica de su habitación, preparándose para jugar sus violentos juegos. Sale el niño del departamento de su amigo, a través de su puerta de hidrógeno la cual siempre está cerrada, pero cuando aparece alguien se abre automáticamente.
Mientras el niño va con sus juguetes a su casa, que queda muy lejos, observa el cielo. Mira atentamente los enormes edificios y cuerpos metálicos con luces extrañas, como mosquitos volando hacia ningún lugar. Mira hacia los lados: solamente gris, negro y fluor, nada de tierra, ni de jardines, solo metal y asfalto. Pero también se percata de la gran nube negra de los días en la ciudad... y de una aterradora bola de fuego que incendia los dias con su silueta.
Cuando llega a su casa, le pregunta a sus padres si en su tiempo existían estas cosas. Ellos lo miran preocupados, intentando poner el más bueno de los escenarios. Cuando realmente es todo lo contrario: Le explican a su hijo que en su época era genial por los avances de la tecnología, por las facilidades y todo lo demás. Pero no le explicaron el porqué de la nube y del disco de fuego en él. Pero siempre sentía más calor cuando salía de casa... y más cuando veía esta cosa en el cielo.
Un día escuchó acerca del Sol: un cuerpo de muchas veces el tamaño de su planeta, y que también sus riesgos a la hora de salir de día. Él no entendía mucho, pero se puso a pensar de que quizás esto le podría causar algun mal. Llegando de sus clases holográficas, les preguntó a sus padres otra vez qué era eso. Ellos no le respondieron, y lloraron a su lado diciendo que se arrepienten de no haber dejado un mundo mejor para él. De no haber hecho nada cuando podían haber hecho mucho... y le advirtieron que el fin estaba más cerca de lo que todos pensaban...

viernes, 18 de abril de 2008

Historia en el Metro I

Siempre veía a una niña, una joven colegial de no más de 15 años, que vivía taradeando las canciones que escuchaba. Quizás le gustan mucho esos temas, o solamente trata de figurar.
Un día, la vi en la puerta del vagón del metro: estaba, como siempre, moviendo los labios al compás de la música, pero esta vez yo sabía su canción, así que la seguí. Supo en ese instante que sabía de sus gustos musicales hasta que le hablé... me miró, me dijo con un murmullo que se sentía feliz por el hecho que encontrase gente de sus gustos... sólo hasta ahí. Después se bajó...

¿La volveré a ver?
El metro te da sorpresas :)

Comentario:
Siempre me ha gustado el metro. Es un universo completamente paralelo a la rutina. Sus trenes hablan de historias del taciturno relajo que llena por minutos a sus usuarios. El metro abarca su suerte al azar: hace que la gente vuelva a encontrarse, y separarse; te hace encontrar un amigo, una amiga, un más que amigo o amiga, un familiar, un ex compañero, un compañero, una compañera... una discusión, una declaración de amor, una separación, y un largo etcétera.

El metro te da la seguridad de que, aunque pases de largo, puedes volver a casa. Te da confianza. Sus vagones contienen el eco de miles de historias contadas, el murmullo de las canciones, los gritos de las discusiones, los besos de una pareja. Un universo completamente distinto que empieza donde te subes, y termina cuando escuchas el timbre desde el andén en la estación donde te bajas... En fin... mil y un recuerdos y experiencias, pero un solo lugar...

:)