viernes, 27 de mayo de 2011

Conciencia, Desahogo

“Las operaciones y los cambios se hacen en la victoria, no en la derrota. La adversidad es el momento de observación de las cosas."
Marcelo Bielsa.

Desesperado estoy: cada día lo que no suele cambiar, cambia. Es el devenir de la vida lo que me hace no entender el porqué del mañana, ni el fin del ayer. Hay algo que existe sin necesariamente existir. Mi ignorancia se mezcla con mi ingenuidad, y no quiero caer en una espiral de culpabilidad. Hay cosas que debo dejar de hacer.

Siento vergüenza de mí mismo. No entiendo por qué, simplemente comencé a avergonzarme de lo que hago, de lo que soy, o lo que aparento ser. Existen muchas cosas a mi alrededor en este momento, que no sé si todas me serán cien por ciento sanas. No quiero pecar de soberbio, ni de interesante, ni ser abandonado. Hay algo que existe que se llama paciencia: la he tenido con todos, pero nadie la tiene conmigo. Y eso no me gusta

Explico a cada momento las cosas de la vida. No creo que sea necesario detallar, ya que no viene al caso. Estoy enojado, pero al mismo tiempo angustiado, ataviado con el uniforme del descontrol del tiempo, y con el casco de la ingenuidad que cega mis ojos. Y sintiendo la culpa de algo que simplemente pasó, aunque no puedo responsabilizar a todo el mundo por ello.

Paciencia deben tenerme quienes de verdad me estiman: deberían valorar todo lo que hago, pero sin caer en la fama extrema. Caen en los más profundos desprecios cuando uno se equivoca (e incluso cuando no hace), cuando les falla, y no buscan ni ven el trasfondo de ello. Se quedan con lo superficial, con lo lógico, con lo que se ve, no con la esencia... ¿será verdad que aquellos no son más que gente superficial? no lo creo tan así, simplemente están equivocados.

Marcelo, nuevamente tienes la razón. Es tiempo de observar, de analizar. ¿Qué es lo malo y lo bueno para mi en este momento? solamente yo lo sé. Lo quiero hacer, pero el siempre inoportuno y estorbante miedo confina mis ganas de cambiar. Existe un abismo entre quien soy y quien quiero ser, y sería espectacular poder cambiar ciertas cosas de la vida para poder ser mejor. Nuevamente caigo en la misma redundancia aburrida.

No me arrepiento de lo que hice: si fue malo, no sé. Bueno, tampoco. Empecé a conocer a alguien super interesante, y no creo que esto sea tan malo como lo piensas. Si pasó lo que pasó fue porque simplemente los hechos acontecieron, y ya está. No sirve llorar sobre la leche derramada, las explicaciones no creo que sean necesarias, pero como eres tú, haré una excepción. No puedo ser malo contigo, y lo que haces en este momento es super doloroso para mí. Lamentablemente todavía no puedes comprender el trasfondo de todo. Me duele.

Existencialismo puro. La ontología de mí mismo, la epistemología de lo vivido en estos últimos días me ha enseñado a no ser un ciego que corre por las adveniencias del tiempo. Hay que mirar, pensar, volver a pensar, actuar. Todo eso en menos de lo que me demoro en pensar. Hora de reflexionar aquello que quiero ser y del abismo que me separa de él.


En síntesis: Sí, quiero cambiar.

:)

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