lunes, 1 de agosto de 2011

Mirar al Oriente

Estoy donde siempre estuve, y donde nunca dejé de estar. La dimensión de mi pasado me recuerda los cómodos tiempos donde nadie se preocupaba por nada: ni por amoríos, ni por obligaciones. Sólo estaba el hacer amistades y pasarla bien.

Hoy quise volver atrás, y verme tan cambiado que llega a impresionar. No quiero ser arrogante con mis cambios ni nada por el estilo, disculpa si te sentiste ofendido.

Hay cosas que no van a cambiar, no creo que cambien: una de ellas es ésta. Mirar hacia el oriente, donde está mi pasado, mi presente y mi futuro quizás.

Oriente, que llevas los sonidos de la nostalgia, y me hace recordar miles de millones de cosas; que haces de cada momento algo especial; que demuestras que no importan las barreras culturales, geográficas o lingüísticas para intentar transmitir una emoción, una sensación distinta, con una frecuencia distinta a la habitual en estos lados del mundo; que cada día te siento más cerca, aunque el fanatismo se haya ido y no me quede dormido escuchándote; y que en cada momento puedo volver a escucharte mientras al mismo tiempo recuerdo los colores de la época de las chapas, los llaveros, los guantes, los eventos y las palabras, incomprensibles para la mayoría.

Puedo acudir a ti, hermoso pasado, para que me cobijes ahora que estoy en un presente lleno de incertidumbres, y puedas darme esa tranquilidad necesaria para reflexionar.

Espero algún día poder conocerte en vivo, y no en fotos ni en vídeos.

:D

1 comentario:

Brenda Castillo dijo...

Wow el final
¡fue fascinante!

me gusto mucho

¡buenas letras!