martes, 12 de julio de 2011

Vicio

Me duermo, aparezco en un túnel, oscuro. Noto el apestoso olor de las alcantarillas mientras gotean las paredes con un vapor abrumador. Siento que no puedo escapar; miro a los alrededores, observo la oscuridad; veo mis manos, veo solo oscuridad. Entonces no sé que hacer, no siento nervios, no siento nada, solo las ganas de salir. Sin descontrol, ni angustia, ni nada. Este lugar se me hace en cierta manera familiar, paso la mayoría del tiempo ahí, simplemente existiendo. En mis pensamientos aparece un haz de luz. Un punto lejano, brillante. Lo puedo ver, divisar a lo lejos dentro de la atrayente oscuridad. Resuenan voces conocidas, familiares, muy familiares. Empiezo a sentirme mal. Dolor de cabeza, de espalda, la oscuridad se mueve, en círculos, pero la luz sigue ahí. Siento que me llama, que debo ir allí. Corro, muevo mis piernas que se hunden en la oscuridad, y veo que la luz se hace más grande. Escucho más voces, escucho tu voz pidiéndome auxilio, y reacciono: Debo salir de aquí.

Comienzo a correr, correr, solamente con el objetivo de encontrarte. Me acerco a ti, a tu luz. A esa luz que vuelve mis recuerdos en medio de tanta confusión familiar. Y creo tener la razón, no quiero volver a ese lugar. Me consume, tritura mi cerebro, me distrae, pero al punto de no recordar nada, nada de lo vivido, nada de lo experimentado. Me absorbe, no. Quiero salir.

La luz crece. Me tira un rayo, me hace salir, salgo. Te veo, te abrazo y te pido perdón, diciéndote que nunca volverá a pasar. Es hora de crecer, de sentirse independiente, de salir del vicio, de apagarse.

Sentí que la luz me ayudó cuando apagué el PC, me sentí lleno de ella cuando lo cerré, y más cuando me puse de pie, y salí a mi jardín a leer.

Hora de luchar contra el vicio

:3

1 comentario:

Ariel Cruz Pizarro dijo...

Suele suceder, el computador es enviciante y atrofiante D: