miércoles, 6 de julio de 2011

Hora del adiós con vale otro opcional

Vengo a decirte que no quiero seguir con esto. Ya no te diste cuenta de lo que siento, que todo era un chiste, una broma, algo de quien tiene 5 años, sí. De un niño, de un amor de niños, de una admiración ciega, de un amor ciego, de un amigo que te cuenta todo. No, ese no soy yo, ese es quien intenta ser poco sincero contigo ocultando lo que de verdad siente, que ya no existe.

Moví mi cabeza diciendo "sal de mis pensamientos" para que al final te dignaras en dejarme tranquilo, pero por más que lo intento, no puedo. Estás ahí, permaneces ahí, y tu voz y el sabor de tus labios se guardan tan adentro que no los puedo sacar. Siento que me comen la cabeza las frases que te escuché decir esa vez que te vi, que corroen mi supuesta voluntad. No puedo evitar estremecerme ni sentir culpa al tener que desviar la mirada cuando estás a mi lado, como haciéndome el interesante y pidiendo tu atención. Me dolió cada una de tus palabras que desviaron nuestros temas de conversación, como una flecha en el corazón recuerdo tus labios recitando las quizás rutinarias palabras que tienes para mi. Y aunque creo va a doler, prefiero dar un paso al costado. Sí, eres linda, eres simpática, pero eres demasiado ciega como para no poder darte cuenta de lo que sentía por ti.

Y me di cuenta de que tu despreocupación por el mundo te hacía la hermosa, pero tus excusas contaminaron tu ser idealizado, te aterrizaron, te hicieron otra más que rechaza mi amor, pero prefiero que sea así, miles de veces, a que no estés feliz conmigo.

Ojalá que algún día pueda volver a mirarte con otro lente, ese que se ponen los enamorados correspondidos cuando encuentran por fin a su amada. Yo te digo adiós, aunque sea innecesario, porque no lo notarás, ni te darás cuenta, ni te alertarás, ni reaccionarás. Seguirás tu vida tranquila como si nada (sí, NADA) hubiese pasado, y seguirás con tu universidad, tus amigos. Sí, haré lo mismo, no por copiarte, no por imitarte, sino que este mundo me condena a hacerlo. Hacer cada día más cosas para poder olvidarte, lástima que en cada cosa que haga te me aparezcas como si nada, en una nube, en una brisa, en el metro, o en un bus. En una canción, o cuando cierro los ojos y te imagino frente a mi, dando ese tan ansiado beso que no sirvió de nada al parecer.

Tengo sueño, y me dan ganas de decirte tantas cosas que nunca leerás, pero debo irme donde Morfeo, que me tendrá -como todas las noches- su dosis de sueños. Te volveré a ver, lo sé, pero no será lo mismo.

Te quiero a pesar de todo, cuidate.
Adiós.

No hay comentarios: