jueves, 19 de abril de 2012

Mi vida en un segundo

Yo ahora quizás no debería estar escribiendo esto, mis papás no deberían estar viendo la televisión, mis amigos no estarían encargados de sus cosas. ¿Por qué digo esto? Porque hoy vi la muerte pasar frente a mis ojos.

Ver la casi máquina asesina pasar frente a mis ojos, mientras yo dudaba en dar el paso que pudo ser el último, mientras escuchaba mis pensamientos confundidos con la música de mis audífonos, y ver pasar toda mi vida, en un instante, una fracción de momento. 

Me fui pensando, con el impacto en la garganta y la vida repuesta, qué hubiese pasado si la historia hubiese sido otra. Recordé las miles de veces que he visto la muerte pasar por mi cabeza, de miles maneras con miles de formas distintas, pero siempre termino muerto. Hoy me di cuenta que debo dejar de pensar en esas idioteces, y vivir mi vida tranquilo. Me cuesta mucho, por eso aprovecho todo momento para vivir intensamente el instante. Pero no, debo pausar y dejar actuar. Algo pasó que pasó lo que pasó hoy. O simplemente algo me quiere mostrar Dios.

Quiero quererme más, no estoy conforme con lo que soy. Eso habla mal de mi autoestima, lo sé. Siento que perder ese valor por mi propia persona define en más cómo yo soy con el resto: me duele mucho cuando me dejan solo, o cuando me aíslan de un grupo, y tengo que estar integrándome a tientas. Siento que no voy a encajar y que tarde o temprano me van a desechar. Siento esa responsabilidad de cumplir con todo, de hacer todo bien para poder caer bien, y no debo equivocarme porque sé que el resto me condenará a la soledad por ello. Me siento con ese deber que yo mismo me impongo. Y no creo que sea bueno

Odio que resalten lo peor de mi, odio saber que todo lo que hago está mal. Porque lo que hago es para que todos estén bien, sin embargo de alguna u otra manera siempre termino flagelado yo. Y eso tampoco es bueno

Ya no quiero nada, quiero estar bien. No sé bien cómo ni de dónde empezar, pero quiero estar bien conmigo mismo. Quiero hacer cosas, quiero vivir en paz con mi interior sabiendo que estaré haciendo lo que de verdad quiero hacer. Así no tendré que rendir cuentas a nadie, así estaré bien. 

No sé si de verdad ese sea el verdadero sentido de estar aquí, todavía vivo. Hay veces en las cuales me dan ganas de suprimir todo, pero esas mismas veces son las que le dan el brillo a la vida. Más que las risas alocadas y desenfrenadas, más que los días perfectos, más que los días de lluvia, más que mis latidos, más que todo. Me gustaría que todo fuese un poco más tranquilo, pero si fuese así, nada tendría sentido.

Tengo derecho a equivocarme y tienen a a pedirme disculpas.

Quiero hacer mío mi derecho a vivir en paz.

No hay comentarios: