domingo, 23 de septiembre de 2012

Reflexiones sobre Bielsa: El Tiempo de lo Secreto y la Educación del Sacrificio



De un tiempo a esta parte se me hace innecesario pensar que todo aquel que sigue la filosofía de Bielsa es un loco, un desadaptado, un anquilosado por el caos y el vértigo de lo mecánico. Me he dado cuenta de que son ellos, los que dicen tales cosas, los locos.

En un comentario del blog Charla Técnica, decía un contertulio "Bielsa fue un error de la historia...", y me queda dando vueltas ese pensamiento hasta hoy: seguramente fue este suceso el necesario para darnos cuenta de cómo debíamos hacer las cosas, para dejar de caer en lo bananero, en lo polémico, en lo intrascendente, y dedicarnos a lo que realmente importa: el trabajo.

Digo trabajo no como la manía de buscar todo (aunque Bielsa lo haga así), sino más bien es la pasión con la que se realiza la labor. La pasión es proporcional al deseo con el cual se realiza la tarea, y ello satisface a quien la hace, lo cual distribuye de mejor manera el esfuerzo (que siempre será mayor mientras sea exigido por esa satisfacción) en la tarea, que quedará mejor presentada y elaborada.

No puedo quedarme en silencio: desde que Jorge Segovia ganó en las elecciones y la avaricia se impuso a la convicción, asumí que el destino de la selección vendría en una gradual y paulatino descenso, tanto desde el punto de vista de la dirigencia, como desde el futbolístico. Argumentos hay de sobra, y están a la vista.

Pero ese no es el tema. No escribo para criticar a Borghi (independiente de mi afición por Colo-Colo, y por las satisfacciones que él nos dio como club), sino que escribo para transmitir esta sensación que es pública, pero que con el paso del tiempo se ha ocultado, escondido. Se ha vuelto secreta, mas no menos revolucionaria, menos contestataria. Quizás ha sido una medida de supervivencia, no lo sé. Sólo tengo la convicción de que esas ganas de no contentarme con lo que hago me hacen ser más bielsista que hace uno o dos años atrás.

Y es que siempre le he temido al fracaso, a la derrota, al perder. Pero más que al perder, le tengo miedo a la inercia que se genera tras el perder, y lo que por consecuencia se genera en el entorno. Bielsa me demostró (y lo sigue haciendo) que, mientras más empinada sea la pendiente, si tenemos la convicción y lo practicamos hasta el hartazgo, pensando en que podremos pasar la pendiente, lo conseguiremos. Pero ese conseguir no necesariamente tiene que ver con la tarea cumplida en si. Lo que se hace para conseguirla es un avance per se, y eso es lo que se debe valorar. El resultado es la esencia del trabajo, pero en definitiva (y lamentablemente para nosotros y para Bielsa, el fútbol es como la vida, injusta) esa esencia del trabajo se ve en cancha, pero los números, lo plasmado en los registros que se hacen en las apuestas, y los que después van a quedar para la observación de muchos periodistas deportivos que harán sus crónicas y opiniones con esos datos, o que también rellenarán otro espacio del conocimiento de Wikipedia, y que una persona como yo (o como ud. estimado lector), puede indagar, investigar. Pero la esencia, lo vivido, lo evidenciado, queda ahí, como perpetua en el tiempo que se va.

No quiero pecar de iluso ni de divinizador: asumo que también se ha equivocado. Pero entre sus errores siempre está el detalle fuera de su alcance (que es amplio) o bien alguna que otra cosa fortuita. Pero ese no es el tema.

El tema que me tiene ahora desvelado -y bastante pensativo desde hace tiempo- es el siguiente: ¿Cómo poder transmitir este mensaje de trabajo arduo y sacrificio a la educación?

Se me viene primeramente a la cabeza el tema de la motivación: uno de los aspectos fundamentales del trabajo de Bielsa en la selección chilena al menos, fue el de la motivación, y el saber "convencer" al jugador: " (...) El estilo está emparentado con la particularidad, con la forma de ser del que transmite. El que transmite cree en el estilo que está transmitiendo, que está comunicando, que está intentando de transmitir, porque sino es inmediatamente descubierto por el futbolista. El futbolista, para aceptar a un entrenador, tiene que creer que lo está "convenciendo" respecto de un camino, el cual el entrenador cree...". Debe existir el convencimiento de primera parte del profesor, para que luego ese discurso pueda ser expresado con la lógica y los argumentos correspondientes para que los estudiantes conscientes, más que ser convencidos, se dejen "convencer" de la forma en la que se trabajará.

Claro está que decirlo está absolutamente lejano de la praxis: el "convencimiento" no produce energías cuando se haya una población estudiantil desmotivada, despreocupada y/o indiferente a su condición. Más que entregar mensajes, la motivación (creo) está en la posibilidad de la adquisición de las posibilidades de superación de los estudiantes en el medio donde se desenvuelven, en función de la cantidad de trabajo que empleen en la labor que les entrega el profesor.

Son solo unas pinceladas para un trabajo más elaborado que quiero realizar acerca de la metodología de trabajo en el fútbol de Marcelo Bielsa y sus posibles puntos en común con el ámbito educacional, pedagógico y didáctico.

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