martes, 15 de diciembre de 2009

Pero bueno... así es el Fútbol

Plantilla Tercero D 2009
De pie: De izquierda a derecha J. Herrera (DT); G. Vargas-Machuca; A. Hernández (C); B. Pfeiffer; L. Castillo; F. Lizama; J. Riarte; G. Sanchez
Sentados: H. Norambuena; F. Gamboa; F. Carrillo; T. Valdés; S. Morris.



Todo comenzó tan descuidadamente, vertiginosamente, y tan rápido que no nos detuvimos a pensar qué era de nosotros ahí, en la cancha, once contra once jugadores, algunos dotados de técnica, otros más de garra y entusiasmo, llegamos a aquella cancha pensando cada cosa, menos que estaríamos en tal instancia como la de hoy.
Aquél primer partido lo jugamos, pero vimos que no había esa conexión y esa cohesión de un equipo de fútbol. Así fue como saboreamos, quizás tempranamente (para bien de nosotros), una amarga y triste derrota 2-1, que bien pudo ser un empate. Preocupación en el camarín, desasosiego... amargura.
Todo cambió. Segundo partido y las puertas de la segunda fase se nos abren de par en par. Actuación perfecta y contundente. El resultado: 5-0. Llenos de optimismo, alegría y confianza, del uno y del otro, obteníamos el ansiado paso a la siguiente ronda.
Ahí estaban, quienes se jactaron de nosotros en un principio. Como un cáncer teníamos aquella derrota en el primer partido. Las coincidencias del fútbol hicieron que nos topáramos en el paso a semifinales. Estaban ahí, llenos de confianza, y nosotros aquí, con ganas de quitarnos ese mal sabor de boca de aquel encuentro. Trabado partido que se fué holgando a favor nuestro, mal inicio, 1-0 para el rival. Descontentos, Carrillo se despacha un golazo, justo antes del pitazo final del 1er tiempo. Gol psicológico, íbamos de menos a más...
Segundo tiempo, todo para nosotros: dos goles que nos hacían soñar con la semifinal, un gran paso para nosotros.
Contentos por sacar aquella espina clavada, llegó con nosotros nuestro penúltimo obstáculo por sobrepasar. Se decía que era el mejor tercero, pero supimos hacerles frente en una semifinal llena de trabas. Gol temprano a favor de nosotros, más relajo, menos confianza. Segundo tiempo, minuto sesenta y cuatro del descuento, tiran la pelota en dirección al arco, y rebota en Vargas-Machuca. Nunca fue penal, solo que para el árbitro sí lo fue. Y se me vinieron a la cabeza todos esos recuerdos que hablaban del mundial de Francia, del partido contra Italia, de Lucien Bouchardeau, y de un país entero siendo robado. Así me sentí, así nos sentíamos. El sueño de la final estaba alejándose. Pero en penales, Gamboa hizo historia. Nos metió en una final gracias a sus atajadas. Épico. La sensación de satisfacción rebosaba de nosotros. Por fin estaríamos en una final.
Llegó aquel día. La gran final. Expectación, motivación, ganas de salir campeón. Todo quedó ahí.
Pitazo inicial, y las llegadas ya se notaban. Estábamos imprecisos... con más ganas que fútbol jugando... llegamos igual, nos llegaron igual.
Segundo tiempo, la gravitante. Tiro libre, a pocos centímetros del área grande. Barrera, tiro, gol.
Nuestras almas sintieron esa estrangulación. Amargura.
Empieza de nuevo, todos adelante. Un travesaño y unos centímetros nos ahogaron dos goles que saldrían a gritarse con todo. Contragolpe, falta... penal.
Gamboa, delantero rival. Gol. Abatidos.
Celebraciones, vítores. Todo para ellos. Nostros nos ganamos el consuelo de tener las medallas más amargas de nuestra vida.

Quizás nos ha servido como experiencia. Para vivir la pasión de lo que es realmente el fútbol.
He descubierto que es mi pasión, y que el ganar o perder es una constante de lo que es la actividad diaria del ser humano.

De mi parte, compartí con super buenas personas, amigos. Compañeros de un equipo que llegó lejos, pero que después tocará la gloria.

Vamos TERCERO D !

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